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Dia DECIMO. 319. la luz? Ex4minémonos tambien ¿si somos aceptado- res de personas en el confesonario ?... ¿Oimos igual- mente 'al pobre que al rico ?... ¿Al hombre que á la muger?... ¿Mantenemos algun afecto impuro, baxo el pretexto de espiritualidad con alguna persona del otro sexó?.,. En el acto mismo de confesar , poco án- tes ó despues, ¿hemos soltado alguna. palabra tierna ó maliciosa?... ¿Pedimos á Dios ántes de ponernos á confesar, y estando confesando, á fin de que el Señor dirija la lengua , y refrene todos 'los movimientos del cuerpo?... En las preguntas , especialmente en materia lúbrica, usamos la debida prudencia para no exceder ni faltar?... ¿Hemos imitado á aquellos sim- ples confesores , que con el pretexto de la correccion obligan á sus penitentes 4 declarar el nombre y la casa del cómplice ?... ¿No tenemos noticia de las tres Bulas que la Santidad de Benedicto XIV. expidió so- bre el particular ?... La primera que empieza: Su- premam omnium Ecclesiarum... La segunda : Ubi pri= mum... Y la:tercera: Ad eradicandum... No omitamos su leccion, si queremos llenar dignamente nuestro ministerio. ¿Tenemos una ocaridad de padres con to= dos los penitentes ?... ¿Los atemorizamos cor impru+ dencia y con el peligro de que callen sus pecados por vergiienza ?... ¿Usamos de una cautela santa hasta que arrojen todo el veneno ?... ¿Les damos despues á