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254 Exercicios EsprRITUALES. en que es una grave obligacion, nada adelantariamos con decir que es solo de caridad, y no de rigurosa justicia ; porque si nos condenamos por faltar á ella, nuestra perdicion siempre será eterna, sea porque faltemos á la caridad , ó sea porque trastornemos el órden de la justicia. Abramos pues los ojos, ve- nerables Sacerdotes , en tiempo oportuno : arrojemos de nosotros la pluralidad de beneficios que nos cons» tituye en eminente peligro de nuestra condenacion, Desprendamonos del sobrante de nuestras rentas, convirtiéndolo en socorro de los pobres , y otros usos piadosos; y no seamos como los insensatos que conducidos de la avaricia dexan á sus parientes en la muerte el patrimonio de los pobres , y el precio de los pecados, TERCERO. Este es el tercer mal de la avaricia que nos preci- pita en la impenitencia final y en el abismo. Porque no siendo los Obispos , ni los demas prelados eclesiásti- cos, dueños y señores de las rentas eclesiásticas, sino meros procuradores , segun lo definió Alexandro TIT, ¿cómo podremos disponer de estos bienes no siendo propios nuestros (1)? Si segun Santo Tomás: Bonorum (0) Episcopus es quilibet prelatus, rerum ecclesiasticarum
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