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224 Exercicios EspPrRITUALES, cipitacion, y sinestar del todo ciertos de su necesi- dad! ¡Ay de nosotros , si no imponemos esta obliga- cion á los penitentes que deben cumplirla ! Por uno y otrolado debe exáminarse con toda madurez estegra- vísimo asunto. ¿Lo podrémos acertar sin la ciencia competente ? ¿Cómo entenderémos las irregularida- des, y cómo las simonías mentales, reales, convencio: nales, dmanu, d lingua, ab obsequio? ¿Cómo las usu- ras en tantos contratos, tan dificiles de entender aun á los hombres del mas despejado talento ? ¿Cómo las aseguraciones., y los cambios ?... Pero ¡ay! ¡Quándo acabariamos si hubieramos de ir individuando las materias que debe saber el confesor para el legítimo desempeño de su gravísimo ministerio! Componed, señores:, si-podeis , esto poco que hemos insinuado y lo mucho que nos faltaba tocar , con aquella asom= brosa precipitacion con que muchos administran este Sacramento, con aquel despachar en una mañana uo batallon:de hombres y de mugeres que pasan al comulgatorio, no sé si á comer sijuicio y su conde. nacion, y 4 pisar el cuerpo y sangre del Señor. Temblemos, venerables Sacerdotes, temblemos al mi- rar un desórden tan universal, Pero 10 Mos retrayga- mos del santo ministerio por lo que acabo de decir, Este sería otro mal no ménos funesto. Exercitémosle; mas con prudencia; seamos ministros de la Peniten»