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+ Dra SEPTIMO. 139 ravillas de la creacion del mundo, ya los milagros y virtudes de los Santos, que no sienta humedecér- sele los:ojos , destilar por-ellos dulces lágrimas. y ofrecer su:espíritu á su Criador entre los afectos mas tiernos y meritorios? ¿Qué.alma puede ojr las antí- fonas, los responsorios y los versículos sin conocer la sabia economía de la Iglesia, queha encerrado gran- des. misterios en: pocas palabras, y procurado fixar- las en la memoria y corazon de sus hijos con.la fa- cilidad de aprenderlas? ¿Cómo quereis, venerables Sacerdotes, que todo enardecido en el deseo de vues- tro bien y «mio ;:no .«exclame en medio de tan admi- rables "y divinos «mistetios; Venite, et videte opera Domini que posuit prodigia: super terram(1)? Venid «ministros del Señor, y ved sus-obras prodigiosas que contienen los salmos y las lecciones y «demas preces de que se componen las:horas canónicas : venid y magnificad conmigo al Señor, porque es digno. de troda alabanza , honor; culto y bendicion. Venid ,:sí, venid, ministros del Señor, los que por una fatal des gracia , digna de llorarse con lágrimas de sangre , no habeis llegado 4 la casa dela santa oracion: venid, y postrémonos delante de Dios para pedirle perdon de tantas voluntarias distracciones; de tantas peca- (1) Psalm. xuy. y. 9. Y WN