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Dra sírTimoO. TII ña , quando dice: vosotros sabeis bien, hermanos mios , que nuestros padres todos estuvieron en el desierto guiados de la columna de nube: todos pasa= ron á pie enxuto con Moyses el mar Bermejo : todos se alimentaron del maná ; y todos estos prodigios se dirigian á introducirlos en la tierra de promision. ¿Pero quántos llegaron á ella ? ¡Ay ! De un millon y ochocientas mil personas que salieron de Egipto, no hubo sino dos solos, Josué y Caleb, que logra- ron poseerla. El Profeta Isaías compara el número de los que se salvan, 4 aquella corta porcion de acei- tunas que quedan en la oliva despues de cogido el fruto ; y 4 aquellos pequeños granos de uva que se ocultan á la diligencia del vendimiador. La santa Escritura prosigue confirmando esta verdad con di- versos y memorables exemplos. De todos los habis tadores de la tierra, ocho almas solas , dice el Prín= cipe de los Apóstoles , se salvaron de las aguas del diluvio. De cinco ciudades grandes y populosas, qua- tro solas personas quedaron libres del fuego que llo= vió del cielo. De tantos enfermos como habia en la piscina , 4 un paralítico solo sanó Christo : uno solo cobraba la salud ordinariamente despues de la ve- nida del Angel, y era necesario que se diese priesa para entrar en las aguas á tiempo oportuno. El Hijo de Dios predicaba 4 sus discípulos esta yerdad conh
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