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Ñ dE A ts 6. bre en las puertas de:su casa: destituido de la: esperanza de su remedio ¿nó tuvo a sú vientre por su Dios: no le notamos que eligiese los primeros asientos, y lugares en los convites como: los Fariseos, ni que solicitase las priw meras Sillas, O Dignidades entre sus hermanos, y compa-' heros ambicioso de mandar , O temeroso de que otro se le pefiríese como los hijos del Zebedeo. Sile vimos dexar la mui ilustre, y nobilisima casa de sus Padres, renunciar sus no pequeños Patrimonios, olvidarse de los suyos , retirarse de la Babilonia del Siglo; y acojerse al sagrado de la Igle-ia en el estado Eclesiasti- co: le vimos dar ,: y distribuir sus rentas a los pobres, atender á sus empleos, cuidar de sus obligaciones, velar sobre su familia, vivir pobremente, exercer la caridad; buir del pecado, y no perder de vista-su-ultimo fin: Via mos esto; ¿pero quien sabe si pudo grangearse comello la seguridad, que no hallaron ni un<$ob con lo inocente, e irreprehensible de su vida , ni un “San Pablo.en su con- ciencia la mas justificada, y sin culpa? No ignoro, que Deus noster Deus salvos faciendi, y que es suyo el exito de nuestra muerte: se, que sus pensamientos sobre las A.!= mas de sus redimidos son de paz, y nada de-aficcion; y que jamás se complace en la perdicion de los vivos; sé, que su misericordia es tanta, que conforme a la delicadis sima interpretacion de la Serafica Doctora Santa Teresa de Jesus, haviendola experimentalmente visto San Pablo en el Cielo, no le fue licito manifestar los arcanos, que de ella havia oido, y entendido, Mas tambien sé, que haj camino justo., y recto al parecer del hombre, que lo sigue, y su termino, 0 fin-esla eterna mnerte: sé, que muchos buscarán el entrar en el Cielo, y no lo conseguis rán: se que apenas se salva el Justo, y que aun del pecado ya perdonado tenemos mucho que temer. Por tanto , lllmo. Señor , separandome de hablar di- rec”
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