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AS tan noble, en el estado actual, podemos conseguirlo sin grandes esfuerzos y penosos trabajos. El pecado nos arrojó dela casa de nuestro Padre celestial y no pode- mos volver á ella sino es vencien- do muchos obstáculos, superan dificultades y padeciendo doloro- sos trabajos El mundo es un luear de tent ción y de prueba; el camino de la vida está sembrado de espinas y abrojos; espinas que punzan el co- razón y hacen derramar lá á nuestra alma. Desde que la cru: recibió en sus brazos á Jesucristo, está dispuesta á recibir en ellos á todos sus discípulos. Para conse: guir nuestro fin, nos será preciso sufrir tribulaciones, devorar amar guras y soportar todo género de adversidades; y, :á semejanza de