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cumpliremos los designios que Dios tiene sobre nosotros: sólo asi encontrarémos paz y sosiego; pues como decía S. Agustín: «Ha- biendo el hombre sido creado pe ra Dios, no es posible halle des. canso fuera de El» Podrá el mun do aturdirnos con sus algazaras: tal vez consigan los placeres cal. mar la sed ardiente de las pasio- nes: quizás las riquezas y los ho- nores lleguen á satisfacer en al. gún modo nuestro desmedido or- gullo y ambición; pero todas es tas cosas juntas jamás proporcio- narán un consuelo sólido y verda- dero á nuestra alma, ni llenarán el inmenso vacío de nuestro cora- zón. Sólo Dios para quien henios sido creados puede contentarnos cumplidamente: El sólo puede sa tisfacer todos nuestros deseos y