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un yy merecido nos prive vuestra justi- cia de esos dones que tan mal he- mos empleado. Mas tú ¡oh Señor! no entres en juicio con tus sier- vos porque ningún mortal ser: justificado en tu presencia; antes bien, ten piedad y compadécete de nosotros, según la muchedum - bre de tus miséricordias . Punto 11. Examinemos, pues, seriamente cual ha sido nuestra conducta du- rante este año; demos una mirada 4 nuestra conciencia; miremos lo que hemos escrito en el libro en donde se registra el proceso de nuestra vida. Es indudable que en este año, al igual que en los anteriores, hemos recibido de Dios mercedes ex traordinarias, gracias singulares y