BCCPAM000536-7-32000000000000
397 Pues menos tolerará Dios al tibio y perezoso que todo lo ejecuta con descuido y negligencia. Temamos, pues, sobremanera el vicio de la tibieza y huyamos hasta de su sombra, no sea que Dios cumpla en nosotros sus ame nazas aterradoras Punto ll. Mucho debemos huir de la ti- bieza por ser de Dios tan aborre cida, pero si cabe, aún más por los gravísimos perjuicios que cau- sa en el alma. En primer lugar, la tibieza des- lustra las buenas obras que prac ticamos, las priva de su belleza y las despoja en gran parte de su mérito; es como esos “cierzos que destrozan las flores y convierten en desolación los más hermosos
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz