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—298— peligro: pongamos todo lo que esté de nuestra parte para evitar este riesgo. Por no sufrir el tormento del fuego en esta vida por espacio de una hora, no hay quien no hicie- ra, de buen grado, la penitencia de S. Francisco de Asís y S. Pe- dro de Alcántara y no se sujeta. ra á la vida austera de los peni- tentes del desierto. ¿Cómo, pues, no hacemos algo para escapar del fuego del purgatorio, que amenaza abrasarnos, no por una hora, sino por muchos años? ¿Có- mo por levísimas satisfacciones nos exponemos á tormentos tan crueles? Abramoslos ojos y tenga- mos juicio alguna vez, para hacer en vida loque tanto nos importa é interesa; y puesto que Dios nos otorga el precioso tesoro del