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para que todas esas cosas nos 257 lleven á Dios, convirtiéndolas en 111 otros tantos instrumentos de su Para estimularnos más á esto, pensemos que cada anó que se nos otorga es, como un nuevo pla- o que Dios nos ofrece quecernos con mayores tesoros de merecimientos, óÓó más bi 27, UN tregua para que podamos satisfa- cer á su eterna justicia las muchas deudas que en el trascurso de los años hemos contraido ¡Oh Dios de bondad infmita! ¡cuán suave es tu miserieordia y cuán benienos tus juicios sobre los hijos de los hombres! Te compadeces de ellos como un padre de su hijo, porque conoces su flaqueza y el barro de que han sido formados: el misera ble abuso que hemos hecho de los