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> —282— harta frecuencia, causando daños incalculables en el alma. Sucede en esto lo que con ciertos delitos que son por naturaleza tan atroces y repugnantes, que por el horror que causan nunca se cometen. Sin embargo, no es raro en. contrar cristianos que, por diver: sión y pasatiempo, se entretienen en cometer semejantes faltas: cris. tianos temerarios á quienes los pecados veniales parecen niñerías despreciables, temores vanos 6 es- crúpulos impertinentes. Es un pe cado venial, suelen decir, no es más que una falta leve. ¡Oh funes- ta ceguera! ¡Despreciar lo que tantos daños acarrea al alma! ¡Co- meter de burla y por risa lo que tantos perjuicios causa! ¡Llamar bagatelas á lo que compromete nuestra eterna salvación! Es una

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