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—281— No es dificil de entender esto, teniendo en cuenta que los peca- dos veniales disminuyen en noso tros los auxilios del cielo, amorte cen el temor de Dios, entibian no- tablemente la caridad y hacen perder el horror al pecado mor tal; y siendo estas cosas el freno saludable de las pasiones, es natu ral que desapareciendo, libres del yugo que las sujetaba, nos arras: tren al pecado mortal, Con razón observa S. Juan Crisóstomo que, en cierto modo, debe ponerse más cuidado en evitar los pecados veniales que los mortales, porque estos en sí mismos llevan la defor- midad bastante, para que los abor- rezcamos; mientras que los peca- dos veniales, por lo mismo que no son tan deformes, no hacemos ca so de ellos y los cometemos con

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