BCCPAM000536-7-32000000000000

e y PO te oiré.» Porlo cual Jesucristo nos exhorta tantas veces en su Evan gelio á acudir á Dios, diciéndo. nos: «Pedid y recibiréis. Llamad y se os abrirá.» Esto es: rogad á Dios os otorgue los auxilios nece- sarios, ¿ indudablemente los al canzaréis: llamad á las puertas de su misericordia, y se os abrirán de par en par, derramándose so bre vosotros los dones de Dios. Con razón, pues, llama S. Agus- tín á la oración llave: de los teso- ros del cielo; porque ella abre, digámoslo así, el seno misericor- dioso de Dios, haciendo descen- der sobre nosotros el raudal de sus piedades. Y así la Escritura dice: «Que la oración del humilde traspasa las nubes y no descansa hasta acercarse al Altísimo, del cual no se aparta hasta que incli-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz