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—242— sión? ¿cuánto han durado nuestros propósitos” ¿tenemos motivos pa- ra estar tranquilos de nuestras confesiones pasadas, ó por el con trario, podemos recelar con fun- damento hayan faltado en ellas algunas de las condiciones esen- ciales? Examinemos seriamente este punto, porque es de suma trascendencia. No es preciso pa: ra esto llenar el alma de inquietu- des y temores ni, estar en perpe- tua zozobra sobre la validez de las confesiones pasadas, pues es- to más perjudica que aprovecha; pero sí importa mucho echar so bre ellas una mirada desinteresa: da. á fin de conocer el estado de nuestra conciencia y reparar, con tiempo, la falta que en esto hubie- ra habido. El sacramento de la Penitencia

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