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cuentar el sacramento de la Feni- tencia: €s tanto, q ourarse que de esto de pende, no > rovechamiento en sólo nuestro ap la virtud, si no aún nuestra eterna salvación. Ciertas enfermedades espirituales se han hecho tan cró nicas en el alma que, sin la cons- tante medicina de la confesión, es imposible « irarlas; esta tierra de nuestro corazón es tan inclinada á producir cardos y espinas - que, si no pasa por ella frecuentemente el escardillo de la ( onfesión. pron to se convierte en un erial Bien conocemos esto por experiencia, pues, al punto que dejamos di mentos este sacramento, luego el alma se lle na de inquietud, lue vo se enti cbia la conciencia y se introducen la confusión y el de- sorden en nuestro espíritu