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192 mos. Si subimos al cielo, allí los encontramos; si bajamos á la tier ra, ella está llena de tus miserj. cordias; y hasta en los tormentos espantosos del infierno nos ofre. ces un extraordinario beneficio, pues con el temor que nos inspi. rán, no pretendes, sino apartar. nos del mal y obligarnos á que te amemos Bendito séais, Señor, por tan inefable bondad y por la muche- dumbre de vuestras misericordias. Amemos con todo el ardor de nuestro corazón á ese Dios, que con tanta largueza ha derramado sobre nosotros sus bondades Punto II. Pasemos ahora á considerar otro género de beneficios sin . 1 Ccomiparación más excelente que el

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