BCCPAM000536-7-32000000000000

— 182— vivimos, somos y nos movemos? Sin embargo ¡oh prodigioso asombro de ingratitud! El hombre, á-quien ha sido dada la honra altí sima de amar á Dios, apenas si cumple tan sagrado mandamiento, apenas si siente por Dios cariño tierno y afectuoso. El hombre... cuyo corazon es naturalmente sen sible á toda manifestación de afec to;él que con tanta facilidad se de. ja prender del amor de las criatu- ras; el hombre cuya vida es la caridad,¿cómo es que no ama irre- sistiblemente al sumo Bien? ¿Por qué para amar á Dios tiene nece- sidad de encauzar los afectos de su corazón, que propenden á des- bordarse sobre la tierra antes de llegar á su término? Esto no es más que una tristísi- ma consecuencia del pecado ori-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz