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aquel que indica S Juan con es- tas palabras: «Amemos á Dios porque El nos amó primero. » Es. ta sola razón, atentamente consi. derada, es más que suficiente pa- ra levantar en el pecho más frío la llama del divino amor. ¡Dios nos ama....! Por indife rente que sea un corazón ¿como no ha de estremecerse de alegría y palpitar de ternura ante este di choso pensamiento? ¿Qué alma habrá tan endurecida é insensible que no se conmueva con la consi- deración de esta verdad consola dora? Dios.... aquel Señor de ma jestad infinita, de gloria inconce- bible, de inmensa grandeza, de po- der sin límites, de felicidad perfec- ta;Dios...aquel Ser altísimoque ha- bita en lo más encumbrado de los cielos, que tiene su trono sobre

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