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—169-— Corazón. Para esto nos lo presen ta como una escuela de divinas virtudes, como un libro de celes: tiales enseñanzas, como un trasun- to de la santidad de Dios, como un divino relicario de los afectos más puros, de los sentimientos más nobles y de los amores más bellos. ¿Puede darse algo más útil y provechoso que esto? ¿Dón- de aprender mejor y más eficaz- mente la práctica de la vida cris- tiana que en este divino modelo? Pues tal es lo que se propone Je- sucristo por medio de la devoción á su santísimo Corazón; atraer á los hombres á que lean en este libro, y aprendan en esta escuela las virtudes en que se han de ejer: citar. Al mostrarnos Jesucristo su Divino Corazón,parece repetir las palabras que en otro tiempo diri: