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152 mesa que aquí hizo Jesucristo, la cumple realmente, permaneciendo en medio de nosotros en el Sacra. mento de su amor. Aquí parecen tener cumplimiento aquellas pala. bras del libro de los cantares que dicen: «Ved cómo está detrás de nuestro muro, mirando por las ventanas y atisbando por las celo- sías.» Ese muro misterioso detrás del cual se ocultó Jesucristo es su santa humanidad; y esas celosías por donde nos mira, sin ser visto, parecen ser los accidentes sacra- mentales que ocultan á nuestra vista el resplandor y la gloria de su divina presencia. ¡Oh cuánto debe esto inflamarnos en el amor de Jesús Sacramentado! Ahí le te- nemos hecho prisionero voluntario de nuestro amor, y amigo siem- pre dispuesto á compadecerse de