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nos prometió Jesucristo, nos la comunica abundantemente por medio del Santísimo Sacramento: pues dándonos á comer su cuerpo, nos hace participantes de su espí ritu y de su vida de la manera más eficaz y poderosa que puede imaginarse; lo cual el mismo Se. ñor significó con estas palabras: Así como el Padre que me ha enviado vive y yo vivo por el Pa. dre: así quien me come, también él vivirá por mí y de mi propia vi- da.» Al contrario, dice en otro lugar: «Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, no tendreis vida en vosotros; porque mi carne «verdaderamente es comida y mi sangre es verdaderamente bebida: quien come mi carne y bebe mi sangre, en mimora y yo en él. ¡Oh bondad inefable de Jesu-