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—136— Punto II. Consideremos en segundo lu gar que la devoción á María San tísima, aparte de ser indispensa ble para progresar en la virtud y alcanzar la santidad, es además moralmente necesaría para obte- ner la eterna salvación. Es innegable que sólo Jesucris to es la causa eficiente de la sal- vación de los predestinados: es muy cierto que solamente Jesu- cristo es el mediador de justicia que por sus méritos consiguió re- conciliarnos con Dios. Por lo mis- mo, únicamente Jesucristo puede ser,y es en verdad, el instrumento necesario y el medio indispensable para conseguir el cielo; ya que so- lamente Él es el camino, la ver- dad y la vida. Esto no obstante,

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