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cielo D den ser ve cidos É A . di. Pu Empecemos desde noy a traba jar con más ahinco y solicitud en el negocio interesantísimo de nues- tra salvación: que no haya en el mndo cosa alguna por la que nos tomemos mayor empeño: que la salud eterna de nuestra alma sea siempre el objeto preferente de to- das nuestras ansias y cuidados: ha- gamos siquiera por alcanzar la salvación aquello que hacemos por conseguir la sabiduría,los honores, los placeres y lo que más estima- mos en el mundo. ¡Oh Dios mío! ¡si procediéramos de este modo! ¡si una parte del aprecio: que tenemos á las cosas de la tierra la tuviéramos por los bienes del alma! ¡qué otra sería nuestra conducta y cuán distinta