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68 CARTAS DEL BraTo DriEGO No puedo más, porque hoy y mañana son días de dos sermones para mí. Para toda la novena pedí á V. la bendición desde acá, y se la pido de nuevo con sus santas oraciones, mientras ruego á Nuestro Señor me guarde su vida muchos años en su santo amor y gracia. B. L. M. de V, su afectísimo menor hijo que experimentaba amarguras de muerte al verse tan lejos de quien tanto amaba y con temores de perderlo para siempre. Estando así se le apareció el Bto. Diego que se hallaba pre- dicando á muy larga distancia, la consoló y dió seguridad de no estar perdida, desapareciendo en el acto. Aquí no sabemos que admirar más, si el favor que Dios hizo su sierva, ó la santidad del taumaturgo del siglo X V1IL Este hecho lo cuentan todavía las religiosas del monas- terio de S, Bernardo, de Málaga. La M. Zayas murió el 20 de Octubre de 1811 en gran olor de santidad y aun yive su memgqria entre los buenos. Lás- tima grande que no haya una biografía completa de monja tan insigne. Y lo que es más triste aún, hasta sus restos ye- nerandos se ignoran donde están. Fué enterrada en un claus- tro que daba al coro bajo, pero aquel claustro, aquel coro, aquella santa casa, testigo mudo de los éxtasis, arrobamien- tos y singulares favores de la M. Zayas, fué derribado por la piqueta destructora en 1868; la Comunidad que lo ocupa- ba huyó de aquel sagrado recinto, triste y despavorida, co- no haye el ave inocente de los mortales embistes del gavi. lán, y no pudieron llevarse aquellós despojos que tanta ve neración merecen. Allí quedaron; el convento fué destruido, más tarde levantaron soberbios edificios. y hoy, el lujo, y acaso la molicie, la estátua impúdica y la pintura obscena están donde antes estaban la inocencia, la abnegación, la efigie de María Inmaculada y Jesús crucificado hablándonos del cielo con sus encantos y dela tierra, espantosa soledad de horror y muerte. ¡Qué horrible trasmutación! ¡Qué sar- casino tan sangriento! Esto vé Dios en la casa de aquellos que lo amaban. Za domo eorum qui diligebant me. El Monasterio donde floreció la M. Zayas estaba sito en la calle de Granada, entre las de Mendez Nuñez y Cañuelo de S. Bernardo. Hoy la comunidad no tienen ninguno, viven én una casa particular de pésimas condiciones que habilitan en Málaga. En el oratorio interior conservan precioso cruci- fijo que el Bto, Diego regaló á su dirigida,
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