BCCPAM000535-7-25000000000000

APÉNDICE 575 el primero: (el de la mujer fuerte) y en efecto, se le aprobó el voto de Obediencia al director por la similitud con aque- lla venerable mujer, etc., qué esto, P. mío, sino dirigirla por lo que ella dice? y nu es esta una nueva teología mística, ó un método de dirección no visto, ni enseñado hasta ahora? Sepárome de que sea, Ó no cierta esa revelación, más no puedo desentenderme se tome por dechado esa alma á otra, que aun no está canonizada, dejando el que única y principalmente lo es, como dogma de fe, Nuestro Señor Je- sueristo: y si S. Pablo decía: Imitatores mei estote, fratres, era añadiendo: sicut et ego Christi: como excluyendo aquello raro que en él hubiese, y significando que sólo en esta parte se les proponía por ejemplar, etc., es de mucha considera: ción este punto, y muy digno de reparo, que un director pregunte á alma que dirige cual es el libro por donde debe hacerlo. Soy un idiota; pero no puedo conformarme con ese modo de pensar, porque es otra la doctrina, que el Evange- lio y la Santa Madre Iglesia nos euseñan. En el número 6, extraña me hubiesen causado admira- ción las hablas interiores de esa criatura, y por consiguiente los favores singularísimos que asegura recibe del Señor; en efecto, P. mío, cada vez que los leo, y reflexiono me son de nueva admiración, y pur consiguiente de suma dificultad para creerlos. Todas las pruebas de autoridad, y de razón que V, P. R. alega en su abono, convencen que no son impo» sibles, y eso yo también lo confieso; como que se han visto iguales, y aun mayores en otros Santos, y almas justas: más esto no prueba suficientemente la existencia, y verdad de ellas en el sujeto de quien se trata. El venerable P. Posa- das en su carta citada en mi anterior »firma con el unáni me consentimiento de todos los teólogos que para el crédito de las visiones, revelaciones, hablas interiores en un alma, poseída de los espíritus malos, es necesario un milagro mani- fiesto. Deste, nada se me ha dicho hasta ahora: conque no tengo motivo para mudar de parecer en lo que dejo insinua- do. Adensás, que refiriéndose en la consulta (la prim.2 pa- raf. 3), que en las visiones de Dios no le había dado su Majes- tad doctrina alguna, si sólo P “dabras de amor Y cariño: me pa: rece que es muy suficiente motivo no sólo para extrafñarme de ellas, siny aun para tenerlas por sospechosas cuándo do puede suceder, P. mío, que hable Dios al alma sin darle alguna doctrina, ó que sea sin enseñ wle algo, para su apro: vechamiento propio, ó ajeno? O cuándo el repetir su Majes tad: con la frecuencia que allí se supone, el decir una misma cosa? para aquello primero es muy del caso lo del salmo

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz