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546 CARTAS DEL Beato DrEGO Í gundo que hice en la rogativa de los Cabildos, vió i que Ntro. Señor Jesucristo y su Santísima Madre, ocupaban el púlpito, teniéndome en medio y que en este sermón todos en el auditorio, que fué muy crecido, hicieron buenos propósitos, mas que salien- do de allí no todos lo cumplieron; y que faltaban algunos que repugnaban la doctrina. Son continuas las rogativas, novenas, «. El lunes próximo. día 20, : debo empezar una de vespertinas á la Divina Pasto- ra. El día de san Carlos á la Real Maestranza, ¡ en lugar de su anual función de caballos, función á de iglesia, cuyo sermón de rogativas debo predi- xs ¡5 car, Este Sr. Corregidor me ha prevenido que du- rantela presente tribulación mo me permitirá otra 3 IN vez salir de aquí, porque parece que hubo algún ] disgusto en el pueblo cuando fuí á Grazalema (1). 1 Por lo qué y por lo que va cundiendo el contagio, se ha suspendido la misión en los pueblos en que estaba proyectada. El interior sigue en su acostum brada gravísima situación, excepto en los días y tiempos de la predicación. A Estoy lleno de horror y de miedo al ver que na- | i da hago en las actuales circunstancias para aplacar | 1 á Dios, á quien no dudo que tengo con mis enormes culpas irritado. Esto lo digo con todo mi corazón; 0 h es desmedida mi ingratitud y temeridad. 1 Ñ HN Deseo á V., P. míb, cumplida salud y toda felici- 11 4 dad como á mi venerado abuelo y bendita hermana. | E Me repito de corazón á la obediencia de V.; le pido su bendición y sus oraciores, mientras que sigo ro- gando á Ntro. Señor guarde su vida en su divino Po ad 1) Esto prueba el concepto elevado en que lo tenían los rondeños, y cierto que no se equivocaban.
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