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530 CARTAS DEL Beato DieEGO desde donde no pude escribir ni contestar á la sn. ya, porque el conjunto y tropel de asuntos y sermo- nes, no me lo permitió. De sus resultas llegaron á faltar las fuerzas y á encenderme en un calor ex. traordinarísimo que obligó á los médicos á mandar. me venir de allí cuanto antes de modo que no pu- de predicar los dos últimos sermones que tenía á mi cargo de la fiesta y misterio de la Sma. Trinidad; en cuya antevíspera por la tarde me puse en ca- mino. He llegado algo arruinado, descompuesto mu- cho de cabeza y toda la máquina desarmada. He comenzado á tomár refrescos y descanso para repa- rar esta ruina que me imposibilita para las tareas que tengo tan atrasadas. Dios cumpla en mi su san- tísima voluntad. Obedeciendo á lo que V, en su última me orde- naba, propuse al Rmo. P. General el consabido asunto, y sin contestarme á él ni una sola palabra me dijo que pensaba ponerme en convento de buen temperamento, y donde viviese de enferme- ría A la hora esta, nada se me ha comunicado y así ignoro mi destino. Deseo á V. mil felicidades y bienes por largos años en los días de su santo y lo mismo dicen estas sus nietas. Nada digo de mi interior, porque nada ocurre que decir de él, y porque no puedo más. Me repito de corazón á la obediencia de V.; me encomiendo en sus oraciones; le pido su santa bendición y rue- go á nuestro Señor me guarde su vida muchos años en su santo amor y gracia. De V. su afectísimo menor hijo y siervo en Nues- tro Señor Jesucristo y $. P. B, Fr. Drkco José DE CÁDIZ.