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494 CARTAS DEL Beato Diego Antes de predicar me hallo como sin fuerzas y con muy corto aliento; pero en empezando las da Dios y aunque suelo quedar cansado, no me impide su continuación. Si no me engaño se comunica el Señor no poco a los oyentes, porque oyen con de- voción y se advierte un no sé qué de docilidad en ellos. Dios haga que mi vida y mis costumbres exe- crables, no impida el fruto de su divina palabra co- mo sienipre lo temo. Mi interior sigue con su habitual disipación, y en esta misión el stimulus carnis datus est miki ut me colaficet, sin otra causa á mi parecer, que la de haber leido casualmente una especie de tormen- to que dieron los verdugos á diferentes santos már- tires. Tal soy yo, que de la triaca saco veneno. Deseo á V. cumplida salud. La mía no se como es porque lo poco que hago, es desatendiéndome de mi gran miseria. De todas suertes soy de corazón de V.; le pido su bendición y sus oraciones y ruego á nuestro Señor gúarde su vida muchos años en su santo amor y gracia, como lo apetece éste su afectí. simo menor hijo y siervo en nuestro Señor Jesu- cristo. Q. S.P. B. Fr. Dreco Josá De Cániz. A mi yenerado abuelo y bendita hermana mil Cosas, y para V. de las nietas. Mi P. y Sr. D. Juan José Alcover. t J. M. y J. Andújar 4 de Noviembre del 98. Amadísimo y venerado P. mío en el Señor: éste sea siempre con nosotros. Amén. Corresponde á la muy apreciable de V. del 31 del pasado manifestándole mi total imposibilidad

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