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456 CARTAS DEL BEATO DIEGO Us de advertir, que en esta casa y familia se oyeron estos ruidos extraños, antes de suceder la muerte de la hija única de estos señores, y después antes también de morir su padre, marido de esta señora viuda. Todo este pueblo ha hecho tales extremos de rogativas, promesas y oraciones, pidiendo á Dios mi vida y mi salud, que no cabe en ponderación. ¡Dios se lo pague! Me temo si han conseguido que el de- creto se revoque ó se difiera para más adelante. Para no errar, puse desde luego mi voluntad, vida, «., en las sacratísimas manos de Nuestro Señor Jesu- eristo. No queriendo otra cosa de lo que más quie- ra su Majestad y disponga. Ya ve usted, P. mío, cuanto necesito de sus oraciones y de sus documen- tos. Deseo que logre V. felieísimos los días de su santo como V. puede apetecerlo y lo mismo le dicen estas sus nietas, con encarecidas expresiones, las que dará V. mías, á mi venerado abuelo y bendita her- mana. Aquel religiosito ejemplar y extático, de quien hablé á V. en mi última, sigue muy favorecido de Dios é insiste en la dirección con una eficacia no común, Conozco que carezco de cuanto para ello es ne- cesario, temo, me retraigo, pero estaré á lo que usted disponga. Ea, P. mío, déme su santa bendición para morir ó para vivir y encomiéndeme á Ntro. Señor, á quien ruego me guarde su vida muchos años en su san- to amor y gracia, como lo desea su afectísimo, me- nor hijo y siervo en N, Señor Jesucristo Q. $. P. B. Fr. Dieco José DE CÁDIZ. Mi P. y Sr. D. Juan José Alcover.