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442 CARTAS DEL Baro DrEGO A su debido tiempo recibí la muy apreciable de V. del 14 del pasado, y en vista de ella, escribí al religioso inmediatamente avisándole de la licencia que ya tenía para encargarme de su dirección, y previniéndole el tiempo en que había de empezar á dar cuenta de su vida, dando lugar á que hiciese yo mis ejercicios. Estos había pensado hacerlos an. tes de Pascua, para su preparación; mas luego que ví la de V. mudé de intento, y los hice antes de la Purísima Concepción por diez días seguidos. Pero cómo? Con qué espíritu? Con qué fruto? No pre- | gunte V, tal cvsa porque no hallará sino un descon- cierto y una casi general disipación, de modo que apenas hubo alguna vez un ligero pero intenso sencillo deseo de amor á Dios, y de que mi vida no disipase un ápice de su santísima voluntad. Horrorizado de mi vida pasada y presente, no acierto á ponerme en su divina presencia, pero con- vencido de esta necesidad, me voy al mismo Señor llagado y muerto por mí; y preséntole sus llagas y particularmente su infinita caridad, le pido mi re- medio. | He resuelto no omitir el día de retiro en cada mes, las dos horas de oración diarias y en atención á la tribulación en que se halla la Silla Apostólica y toda la santa Iglesia, pedir como pido á V. la licen- cia para añadir la tercera disciplina diariamente; tengo presente lo que en otras ocaciones me tiene V. respondido á igual demanda y por esto: lo admi- | to hasta tener su respuesta. La. hice como otros añ>s en los días de ejerci- cios y pienso hacerla en los de retiro mensual. También propongo á V. el ayuno de los miércoles, en los tiempos que no son de Adviento y Cuaresma ó en su lugar las vísperas de las festividades de Nuestro Señor Jesucristo y de Nuestra Señora.