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Año 1784 17 ro nada quiero sino cumplir la voluntad de Dios. Tiemblo, padre mío, y desfallezco de solo imaginar- lo; y me hace repetir este temor el Si possibile est transeat a me caliz iste; veruntamem d. Para lo de- más no puedo dejar de repetir el paratum cor meum. Por último, yo no soy capaz de manifestar cuantos son en esta parte mis deseos y hasta donde amplía Dios los senos de mi espíritu, pues sin conocerlos plenamente, veo un no sé qué en mi interior. V. lo conocerá y á mí me basta el decírselo para su go- bierno y el mío. Mi agradecimiento á los que me ocasionan ese gran bien, es en un modo que, me ha- llo persuadido ó movido, cuando lo reflexiono, á creerme en una especial obligación grave de pedir á Dios por ellos, mirarlos como bienhechores y (no sé explicarme de otro modo) como si su salvación consistiese en este mi agradecimiento y en la ora- ción que por fuerza de éste debo hacer á favor de los tales. No me entiendo, ni sé lo que digo. Dios dé á V. la luz, que necesita para entender á este móns- truo de inconsecuencias y de ienorancias. Repito á V. padre mio, el darle las más humildes, pero encarecidas gracias por haberme admitido á su dirección; el Señor se lo premie á V. como se lo pi. do y pediré eternamente. Quedo en escribir todos los correos y en lo demás que me encarga: iré dan- do cuenta de mi relajada vida según V, me previnie- re. Yo saldré para Múlaga lo más pronto que pueda, dicé con su natural candor, que sentía el estímulo de la car- ne y que lo atormentaba cruelmente, y esto no es raro; tam- bién lo sentía el Apostol San Pablo y era un gran santo. . Cobren ánimo con esto los que asi se vean probados, que $81 oran con humildad, el triunfo es seguro, pues es axioma teológico que al que hace lo que debe, Dios no niega su gra- cia. Facienti quod est in se, Deus non denegat gratiam, 3