BCCPAM000535-7-25000000000000
5 uno del gobernador eclesiástico, se le concedió lo que solicitaba. Ultimamente lo propusieron para un Obispado, (que creemos fué el de Murcia) por insinuación del Bto. Diego; pero lo rehusó tenaz- mente, muriendo sin ser Obispo. Dudas y sospechas No vamos á denigrar su fama, ni siquiera á ha- cer hincapié sobre sus yerrosó lo que parecen ta- les, cometidos como director, porque no hay para qué, y además que ya de este asunto se ocupó lar- gamente el M. R.P, Ambrosio de Valencina en el primer tomo que publicó de la correspondencia ha- bida entre el Bto. y el P. Gonzalez y vice-versa, ti- tulado «El Director Perfecto y ei Dirigido Santo, » desde la página 673 hasta la 586. En las notas de las Cartas diremos con sinceridad lo que vaya pidiendo el concepto de las mismas, si bien deja- remos mucho por apuntar. Si después de todo la figura del Sr. Alcover resulta sombría y su pro- ceder engendra dudas y sospechas, la culpa será suya y no mía. Pudiéramos citar párrafos ente- ros de la Vida de la M. María Gertrudis que abo- nan bien poco en su favor, y aducir testimonios irrecusab!es que lo dejarían malparado como di- rector. ls claro. que todo aquello fué permisión divina para acrisolar más la virtud de Fr. Viego de Cadiz; pero no tratamos de eso, sino de calificar la acción directa del Sr. Alcover en la vida íntima, singular y portentosa de aquel taumaturgo. Confesamos de buen grado que el Sr. Alcover no desconocía la teología mística, Cuarenta y dos car- tas de su puño y letra dirigidas á la M. María Ger- trudis se conservan en el convento de la Purísima
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz