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146 CARTAS DEL BeEATO DrEGO porque no sé si podrá recibir mi respuesta. Pero quisiera viniese con el conocimiento de las malas proporciones que hay para los baños, si ha de to- marlos en el rio, porque con el tajo dista mucho del pueblo. Yo he pensado sobre su constancia lo mismo que V. me dice, y con bastante extensión me lo aseguró su difunto P. cuando hice la primera mi- sión en Córdoba; y quisiera que, si piensa en mí, se lo disuadiera V. con lo mucho que de mí sabe. No se engañó V. en sospechar me hiciesen ir á predicar en la profesión de nuestra Clara; pues, ade- más de las cartas que ella y sus tíos me escribieron á este fin, empeñaron no sé quiénes al Sr. Obispo de Málaga, con el me excusé con haberme ya nega- do á los interesados; y luego que me oyó esta res: puesta hizo pedazos la carta en mi presencia. Remito á V. el adjunto papel de la M. Josefa, su nieta, el que le hice pusiese por escrito, por difi- cultad de hablar. De Vélez cuentan algunas cosas particulares que hizo el Señor con alguos enfer- mos (1); creo puede muy bien hacerlo; mas, como no los ví, no me atrevo á dario por seguro; pero, aunque sea cierto, se me ocurre, ó su Majestad por su misericordia me hace no olvide ahora: Multi ve- nient dicentes: Nonne in nomine tuo fecimus virtutes multas? et contestabor illis quia numquam novi vos. Dios tenga misericordia de mí, pues cada día es mayor mi disipación y ruindad. Cuando venía de camino para acá me ocurrió pedir al Señor su asis- 1) Por fin á ruegos de su director confiesa el Bto. Die- go que, el Señor ha hecho algunas cosas particulares con los enfermos en Velez Málaga, siendo admirable la humildad que revela atribuyéndolo todo á Dios, y así un cúmulo de maldades, especialn:ente en las últimas palabras donde di. ce: Padre, soy el más perdido é ingrato de cuantos viven sobre la tierra. Por eso lo ensalza Dios, porque se humilla de verdad.