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Año 1785 103 sus santas oraciones, y ruego á Dios me guarde su vida muchos años en su santo amor y gracia. De V. afectísimo menor hijo que $. P. B. Fr. Draco JosÉ DE CÁDIZ. (1) A mi venerado abuelo las gracias por la cari- dad con que me mira, y mis expresiones á mi ama- da hermana; recíbalas V. de sus nietas. Mi P. y Sr. D, Juan José Alcover. + J. M. Y J, Málaga 20 de Mayo del 85, Amadísimo y venerado P. mío en el Señor: éste sea siempre con nosotros. Amén ¿on harta frecuencia en gran aprieto, sintiendo torturas ho- rrorosas por no poder complacerle especialmente cuando lo mandado por su director era opuesto á lo ordenado por la Obediencia. De aquí también los recelos y desconflanzas del P. Alcover, sus palabras duras, sus quejas y reconvenciones que herían al bondadoso corazón de Fray Diego de Cádiz, como agudas espinas. El despego y desabrimiento del P. Al. cover llegó á ser tal, que más que P. cariñoso parecía un pa- drastro ceñudo que todo lo arreglaba con vara de hierro, co- mo decía el mismo Beato y así se colige de la carta que le mandó en veinte y cinco de Noviembre de 1785 donde dice; «Recibo la muy grata de V. del trece corriente siéndome de especial satisfacción el ver en ella me trata y reconoce ya por hijo lo que aprecio infinito, aunque ha sido muy anterior en mí, el venerarlo por padre. Esto no obstante, los recelos del director no acabaron. Aun estamos por afirmar que se au- mentaron, y con ellos las angustias del Beato Diego, que lle- gó á tomarle un respeto rayano en miedo: pues más de una vez le escribió estas sentidas palabras: «Padre mío, por Dios no me riña V.» No copiamos otras por no alargar más esta nota; pero no la concluirémos sin afirmar que, si ignoramos muchas de las gracias y favores que Dios hizo al célebre ca puchino de Cádiz es debido al desabrimiento y dureza del P. Alcover. , (1) Todo lo que sigue hasta el final está al margen de la cuarta llana.