BCCPAM000535-7-25000000000000

86 CARTAS DEL BeEaTc DIEGO Recibo la muy apreciable de V. de veinte del pasado mes y año y antes de ella la que me ha diri- gido 4Ronda, como habrá visto por mis anteriores. Estos días he podido conseguir del Sr. Arzobispo nos permita estar en el Convento, pero ha sido pre- ciso valerse de mil trazas, ruegos é instancias para ello; pero ya mañana nos obliga á volver á su Pala- cio, sin que basten alegados ni súplicas para lo contrario. Crea V, que después de saber su modo de pensar en esto, me es al doble sensibley violento asistir en el Palacio, y no sé qué me hiciera para li- brarme de esta prisión. Dios haga en mí su santa voluntad. Remito á V. la censura dada en Madrid al ser- món de santa María Egipciaca y la determinación del consejo: y espero me la devuelva para lo que ocurra en adelante. El papel sobre las terceras partes, no hay forma de conseguirlo; pues me responde el que lo tiene (que es un Sr. Canónigo) que no quiere fiarlo á que otro lo copie, hasta que por sí mismo pueda hacerlo. Aquí ha habido, y hay grande arriada, aunque no como la del año pasado; á esta hora lleya gasta- do en socorrer las necesidades que de ella resulta, diez mil pesos, sólo este Sr. Arzobispo; el Cabildo de esta santa Iglesia será poco menos. Los cartujos dieron cimoo mil (1) hogazas de pau y les ha precí- (1) Así se ha portado sienipre con sus hijos la Iglesia nuestra madre: así han obrado en todo tiempo los Obis pos con los pobres de Cristo. En los dias de calamidad y de angustia han sido los primeros en alargar su mano bienhe- chora al desvalido socorriéndolo con esplendidéz, vendien- do muchas veces los adornos de sus Palacios y hasta los en- seres más indispensables, como lo hizo santo Tomás de Villa: nueva, para convertirlo en pan. Los tesoros de la Iglesia són los tesoros del pobre. De ello dió magnífico testimonio el glorioso mártir san Lorenzo.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz