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82 Cartas DEL Bearo DieGo rece sele ya aproximando con las recaidas que me avisan le repiten. Dios haga su santísima voluntad y fortalezca á aquella pobre nieta á quien tantas tribu- laciones le esperan, y á mí mayores porque no po- dré remediárselas. Pida V. por los dos en tanta necesidad. Aquí estoy haciendo las pláticas en los ejerci- cios á los eclesiásticos que duran ocho días y con- cluirán el veinte y tres de éste. En ellos me expreso con algún ardor y terrible- za porque sigo los asuntos que pone el P. Peñalosa en su Locución de Dios al Corazón del Sacerdote, que es por donde leo y se tienen las meditaciones; más el interior se halla no sé si caido ó desanimado: solo advierto facilidad para rectificar la intención; pero en lo demás, devoción, sentimientos 4. me yeo disipadísimo. Dios haga en mi su santísima volun- tad: procuro suplir el sin número de mis faltas con la disciplina diaria, cuando y donde hallo propor ción, y con usar en la mesa del potaje, yerbas y un pedazo de bacalao. Con esto digo á V. que seguimos en Palacio porque no hay medio para lu contrario; ni mis Prelados me darán oido, ni ayudarán á ello porque desean servir úeste Señor. No obstante. es tamos pensando el modo y medio oportuno para con- seguirlo en Jerez donde iremos pasadas Pascuas, para ver side esa suerte podemos á la vuelta irnos á otra parte: estarde y no puedo decir á V. más, ni ocurre cosa especial que avisarle. Solo el desearle las mayores felicidades en las próximas Pascuas y que lo signifique así á mi venerado abuelo y herma- na pidiéndoles una limosna de oración por este mi- serahle, Soy todo de V, padre mío, para cuanto quiera mandarme: me encomiendo en sus santas oraciones, le pido su santa bendición y á Dios pido que me

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