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188 y con sola la pura intención de reparar tu ya débil salud, oraras humilde, y leyeras algo ó escribieras, sin tomar tarea: quisiera que, aunque eres y te conozcas miserabilisimo, alentaras mucho tu confianza, esperan- do que el que te sufre quiere perdonarte; que lleno de su amor vivieras con interior consuelo; que sin él aun tu sa- lud adelantará poco. Tu edad, hijo mío, te puede esperan- sar que te sobrará salud, cuando vuelvas con más espi- ritu á tus apostólicas tareas. Ten por cierto que te quie- re Dios en ellas, así como en ellas experimentas tan de bulto sus asistencias. No caigas de ánimo, aunque seas el que eres, que Dios es el que OS para tel rece favore- cido tu obligación á ser fiel, ¿pero lo serás, si no te dan la fidelidad? ¿Y te la negará el que te ha dado cuanto das á tus prójimos y cuanto buenó tienes? Humáillate bajo su mano poderosa; pídele luz, y si puedes, sin fal- tar á la obediencia debida á los Prelados, escusa por ahora más tarcas. Me dijo la de Casa-estrada, que le habían di- cho que no ibas á Granada. Si es asi, ve ahí lo que es Dios, pues me cumple el gusto de que descanses; y si no es asi, escusa la de Arcos y toda otra, porque, aunque te quisiera siempre en el púlpito, porque los prójimos son prójimos, como estoy en que te esperan púl- pitos, en que te pondrá el Señor, para que combatas el siglo ilustrado y disipes sus tinieblas, mortifico mi deseo Por tenerlo más completo. Por” Fesucristo ruega por tu indignisimo Padre, y á mis biznietas que rueguen. Dile d esa de mi parte cuanto gustes, porque la amo mucho en Jesucristo. La de Casa-estrada tiene alivio y conformidad; vamos bien. La de N. sigue llevada Por amor; es niña, pero los confites que ahora se le dan, luego que crezca serán peruétanos, porque tiene buen estomago su espéri- tu, y los podrá digerir. Mucho siento el continuo pade-

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