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Sevilla Marzo 4 de 1779. Mi muy estimado hijo y amigo Fr. Diego; el Señor nos enseñe á hacer en todo su santísima voluntad. Amén. En mucho cuidado me tiene tu debilidad, y mucho más conociendo tu genio, y sospechando que de él, con la astucia de la buena ocupación de las misiones, se * puede valer el que de corazón te aborrece, para imutail:- zarte. ¡Oh sí tus Prelados quisiesen advertir cuanto te expone tu celo! Si arde más de lo que es justo, él te con- sume; y aunque sea muy bueno ser pabilo suyo, mejor es, para que á su tiempo mueras en su llama, cuidarte ahora con prudencia (que no será de carne) conser- varte, remediarte y fortalecerte. Vas ú Ronday te ata: reas. Los frutos que cojes á manos llenas, buenos som; pero mejores los que viviendo cojerás. Vuelves de Ron- da y proyectas misión en Málaga, y otros muchos ser- mones que no podrás evitar, confesiones, consultas, mon- Jas, cuaresmas, ayunos, mortificaciones, ejercicios, etc. Fr. Diego! Fr. Diego mio! Yo bien sé que todo lo podrás, sí el Poderoso te fortalece; pero tu sabes que no es bueno tentar á Dios y olvidando que tu carne no es de bronce, ni como la de la piedra sólida tu fortaleza, te arrojas ú todo para perderlo todo, y quedar ó inútil 6 muerto. Yo quisiera, porque. me parece que lo quiere Dios, que sí pudieras, escusaras la misión de Granada, y concluida la de «hi, suplicaras á tus Prelados, te de- jaran por largo" tiempo, como dos ú tres meses, descansar con Dios en retiro de todo negocio; y que en este tiempo Ny / + » las YN

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