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NOTAS Lo más notable que hallo en esta carta es la humildad del bendito P. González que dice: Quién fuera santo! Si serlo fuera como enseñar úserlo!... Oh santo Viejo! la cien- cia de la santidad no la enseña nadie sin saberla él mis- mo; y pues vuestra merced enseñó atantos á santificarse, no andaría muy lejos de ser un santo. Otra cosa muy notable hay en esta carta, y es la reso- lución con que resuelve lo de la virtuosa M. Zayas, mon- ja muy favorecida de Dios y muy perseguida del demo- nio, que con embelecos y artes liabólicos la hacía ver y oler en la comida las mayores asquerosidades, para que, dejando de comer, perdiera la salud y no pudiera servir á Dios. Esto mismo le pasó á Santa Verónica de Juliani y á otros muchos santos, como se lee en Sus vidas; los' Directores y confesores instruidos saben como han de proceder con tales almas; mas por si acaso, tengan presen- te lo que dice aquí este gran Director, que es la flor y na- ta de lo que prácticamente se debe hacer y acousejar en tales casos. a 0)

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