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— 170 — ruidosísima cual no otra, fué cuando vieron salir llamas de la boca del predicador, amenazándoles con un terrible castigo del cielo, cosa que en el auditorio causó un pánico tal, que se desmayaron de terror muchos oyentes, unos cuantos fueron oleados en aquel instante, y alguno mu- rió de espanto, según relato de testigos que estaban pre- sentes. Esta á que nos referimos fué la misión más céle- bre que dió en Ecija. De la antigua ciudad antigitana salió el Beato Diego para Málaga, donde escribió 4 su Director la siguiente, dándole el pésame por la muerte de su hermano, y con- tándole lo ocurrido en la misión de Vélez Málaga. T TM Málaga 29 de Diciembre de 1778. Amadísimo y Venerado Padre mío en. el Se- ñor: Este nos dé su gracia para que le sirvamos. He sabido la muerte del Padre Capellán de las Capu- chinas, hermano de usted, y le acompaño en el jus- to sentimiento de su falta, deseándole fuerzas de la gracia para tanto como el Señor y yo le damos .que hacer y padecer, y no olvidaré aplicar por el difunto los sufragios que pueda, para alivio de su alma, si acaso los necesita. Después que escribí á usted lo sucedido en Eci- ja, vine aquí, y prediqué, sin saber como, un sermón de la Purísima Concepción, más alto de lo que soy capaz. de entender, concurriendo el piadosísimo

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