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— 160 — Dios crucificado,que es el Dios desobedecido,el Rey no atendido, y el pobre del Pueblo abandonado, etc.; y terminar así: (Jue deban VV.SS . hacer con ese Dios así ofendido, con ese Rey desatendido y con ese pobre abandonado, VV. SS. consúltenlo, mientras yo me retiro á la Iglesia ó al Convento á pedir al Señorles dé luz de lo que han de determi- nar: y diciendo esto, salirme de la Sala y venirme, Siguió todo esto después del rezo y durante la visita de altares, en la que, todo metido en esto, se puso en el pensamiento y no más esto: Aazlo! ¿No te lo digo yo? En el mismo modo decía el pensamien- to lo contrario, fundado en mis justos temores; y se siguió un yo le asistiré! Sacudía el pensamiento y el propio me satisfizo: dilo á tu Padre (Fonzález: Lo des- preciaba y no se apartaba esto de mí: lZazlo por el amir de Dios! Todo esto era una ocurrencia natural, al modo delos pensamientos inútiles que distraen en la oración; mas conocía yo en estas propuestas un como rendimiento ó deshacimiento amoroso en quien lo dijese. cual si alguno lo expresase: al mo- do que cuando una criatura ó muy necesitada ó muy aficionada de una cosa, que ve difícil de conse- guir, insta con humilde amorosa instancia á que se la den. No sé explicarme de otro modo. Nada ha habido de habla ó locución interior, ni he oído ni entendido por modo sobrenatural, nada más que una natural ocurrencia, que se yo si defectuo- sa, por ser. en la ocasión que sucedió. Sea lo que fuere, yo harélo que usted me diga. Aquel día se me ocurre dejar el confesiona- rio y darlo á la oración y retiro con alguna mor- tificación exterior si pudiere. Espero, un sí ó no de usted, sin quese canse, y que perdonándome, pida al Señor me dé el debido acierto, junto con su san-
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