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ui ahora fe viva y fundadisima esperanza, que con Dios ¿qué mo puede? Podrá ser y será digno Ministro; cuan- do sea tiempo, y esté más desasido de sí, podrá lo que ahora desea. Trabaje incansable por la gloria de su Dios y bien de sus prójimos: ore, humillese, reconózcase, y siga no más externas mortificaciones que las ordenadas, y esparza ese corazón que presto lo necesitará para lo o le espera y no merece todavía. Veo mucho futuro que te prepara el Amabilísimo, dando licencia á las potestades del mundo y del infierno: pero..... ojalá ¿Quién como Dios Fuerte, Poderoso y Amantisimo de los que le aman? Amale, hijo mio, amémosle y dejémo- nos sín reserva ásu divino beneplácito, y no cuidemos de nosotros en los Ministerios, siendo de su gloria y bien de muestros hermanos. Mudemos de tono. Cuánto me alegro que estés para trabajar! porque se ha dicho muchoy trágico de tu salud. El Señor te la CONSEFVE, Y tú, sin especial orden mía ó irresistible inspiración, no la espongas, mortificándote en demasiado en comida y sueño. Si deseas ser útil á tus prójimos, cuéntate el primero, porque ninguno está más cerca de ti. Sigue alentado, porque los Campos de Ecya, son fecundos, y lo serán más de lo que piensas. La claseocupa mucho; la sigo, y todo, aunque algo se padece; pero como entre todos hiene lugar primero mi tierno hijo, quiero que lo conozca, y que sín reparo algu- no, use de mis pobres luces. Pero, ¿lo hará él así? Sí des- pués de tanvisibles pruebas se acorta con Dios, y es des- confiado; ¿qué confianza puedo yo prometerme, cuando es la distancia infinita? Mi enferma sigue, y se te recomienda. En el día que- da mi buen hermano el capellán de las M. M. Capuchi- nas de algún cuidado; mucho sentiré su falta, porque lo quiero; pero me parece que quiero que el Señor haga sul voluntad. Ruega por lo que convenga.

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