BCCPAM000535-7-08000000000000
pm I 5 mi ua ciudad, sin propia prevención, y estudio para captar la estimación, y hacerse lugar en su aprecio. Supongo que la necesidad de predicar aquel dia sin saber qué, avt- varía tu fe y confianza; pero reconoce que el temor y sobrecogimiento fué amargo fruto del amor prop0, que á estar, como debía, después de tantas dignaciones del Señor contigo, sí no muerto, agonizando, no hubieras hecho más Memoria que del rendimiento ciego: ecce ego mitte me, tantas veces recomendado por mí. Predicaste; y cómo? como te lo recordó el Santo Angel: No me das las gracias? ¿No lo he hecho bien? ¿Y no te corres y abochornas? ¿Sabes lo que este recuerdo quiso decir? Yo te lo diré: ¿Ves, tontísimo! ¿g- norantísimo! y feísimo! que para nada te necesito, sino para que en tí improporcionadisimo ministro resalte mi sabiduría, mi poder, mi bondad, y la eficacisóma virtud de mi palabra? Si yo te he enviado á Ecija, ¿está á tu cargo ó al mio el desempeño de la misión? Te toca, como que te mando á predicar, predicar lo que te mando, de- jándote todo, todo, todo, á cuanto haga de tí y procuran- do ciega y anúmosamente cumplir con tu deber, que es dar buen ejemplo y subir al púlpito, ocupar el confeso- nario, reconocer que nada vales, y dar á tus prójimos lo que te den, sin quedarte con más que la complacencia de haber hecho lo que tu Señor te ha mandado. Desengáñate, Fr. Diego; por más que te esfuerces, nada puedes, ni debes esperar poder, sin que te se dé. Predicas desabrido, duro, seco, porque noves commovidó el público que quisieras convertir, porque te parece que amas su bien. Sí, lo amas; pero esa dureza en los ser- mones, ese desconsuelo por lo que ves, ese conturbarte por- que nada se adelanta, y la discordia reina; te convence de que no hay en ti pureza de intencion, y rendimiento de entendimiento y voluntad á los juicios y voluntad de Dios. Porque, ¿quién te ha dado licencia para que quie-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz