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EAS + JM. y J. Ecija 14 de Noviembre de 1778. Amadísimo y siempre venerado Padre de mi alma en el Señor; Este nos dé su gracia para que le sirvamos. Recibí el nuevo vigor y espíritu de mi alma (perdóneme usted, que no sé explicarme de otro modo) con la deseada de usted de 21 del pasado, queen la mayor parte desvaneció mis desconfian- zas y temores en orden al fruto de mis tareas en esta Ciudad. ¿Cómo, amado Padre mío, no he de temer? ¿Puedo yo olvidar el que soy? ¿No lo cono- ce usted mejor que yo? ¿No es fundado mi miedo? ¿Tengo de mío otra cosa que motivos para retar- dar, cuando no impedir, la obra de Dios? ¿Es mío lo que se digna hacer por este vilísimo instrumen- to? ¿Está obligado á hacerlo siempre? ¿No ve el que soy y lo nada que para sus designios me pro- porciono? No puedo dejar de temer y sobrecoger- mé siempre que me envia á algún Pueblo; porque no puedo persuadirme haya en mí lo que desea y quiere para sus altos fines. Es verdad, que no obstante esto ha hecho Dios lo que ha hecho; pero si no ha logrado lo principal que es mi enmienda y reforma, ¿no sobra esto pa- ra temer, como lo temo, que me quite lo que gra- ciosamente me' dá y ¡me deje á mi mal consejo? Oh Padre mío! qué justos son mis temores! Mas ellos ho turban ni ofuzcan el interior, lo aflijen y des- consuelan no poco; y 'solo me hacen recelar algu-