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NOTAS Otra vez encontramos «quí al hombre y al santo todo junto en una pieza. «No puedo decir cuanto es el desga- no, desaliento y caimiento de ánimo con que me hallo... Me mandan los médicos comer carne los viernes y vigi- lias, y así lo hago... El interior duro, árido y seco: solo las pasiones están frescas y vigorosas, etc » Ecce homo! este es el hombre: veamos ahora al sauto. «La caridad ó amor á los prójimos no deja de conmover toda el alma, cuan- do ocurre alguna cosa, aunque solo sea en el pensamien- to: mas se queda en movimientos, sin que su fuerza que es macha deje más lugar que á los intensos y vivos de- seos de carecer de la vista de Dios hasta el día deljjuício, dar la vida, ó servir de puerta al Infierno, porque ellos se convirtiesen y ninguno entrase más en aquellas penas. (Qué incendio de caridad abrasaba el corazón del Beato Diego! Dijo ningún santo cosa igual? Deseó alguno cosa mayor? Oh corazón verdaderamente graude! verdadera- mente humilde! y verdaderamente abrasado en el fuego de la caridad! Ruega por nosotros para que seamos como tú, humildes de corazón, y celosos de la salvación de las almas. A la semana de escrita esta carta salió para Ecija nuestro Beato Diego, y allí recibió la contestación de su santo Director que es tac maravillosa, como verá quien la lea.

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