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tal vez catarral, que lo asustó. El Señor lo conserve que es su amigo, y «uida de su caudal, las almas redímedas. Vamos dá dentro. ¿Dónde está tu fe, cuan lo. te entra el Omnipotente por los 0J05? ¿No ves que para que el mundo vea y ad- mire cuánto puede, le ha presentado en ti, inutilísino, improporcionadisim y vilisimo, un ministro de su pala- bra, que lo prepare, lo conmu qué asi te escuchan los pueblos y los otros mint stros, con wa y lo inclineá ovrla , ¿Por € aprecio y ansia? ¿Eres tú más hábil, más instr uido, más ejemplar, más eficaz que los más de ellos? ¿Qué estudio es el tuyo; ¿Que ciencia? ¿Qué oratoria? ¿Qué efica- E ¿Qué vida? ¿No ves cuanto te falta de todo? ¿Y quién predi a conmas arreglo á las le ves de retórica que noha saludado? ¿Quién maneja con mas op wrtunt- dad las materias q tr ita? ¿Quién con mas eficacia las propone y persuade? ¿Qué es tuyo de todo esto? ¿Cuándo no has esperimentado que tódo se te da, y que á no ser así, cómo habías de predicar lo que predicas? ¡Oh quién es Dios para til ¿Y qué diré de la unción que ha dado á su palabra pronunciada por ti? St tu corazón de carne se ardiera en el amor del Amabilisimo, y de los prójimos; si abrasado, el celo de su gloría comiera tus carnes; st tu pureza de vida te preparara y proporcionara del fer: vor y alento poderoso de quien habla la palabra de Dios, como de Dios; yo más que todos, (pues solo te conozco,) daría gracias al dador, y no haría el. cargo presente. Dime delante de Dios y según el testimo:xio de tn propia conciencia: ¿no es piedra durísima tu corazón? Pues de dónde extrae el Señor la unción con que por tu medio ablanda y sana tantos, quedándose el tuyo duro y enfermo? Tu, celo por la gloria de Dios y salvación de las almas, ¿comenzó como era muy de bido por la tu- ya? Cuántas miserias! cuántas faltas, cuántas mgra- litudes, cuánto amor propio, cuánta" inmortificación de

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