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J. M. J. Sean en nuestros corazones. Amén Sevilla Funio 26 de 76. Ma estimadisimo nieto y mi muy amado amigo en Dios: Que me alegro de la caridad de esos Excelentísi- mos! Yo nunca aprobaría que un religiwso Capucla- no, llamado de Dios al delicado ministerio de público predicador, frecuentase palacios é hiciese de ellos con- ventos para vivir algun tiempo, st esto no lo dictase la propia ó agena necesidad ó caridad; porque no se me oculta (ni á usted) los peligros, cuando menos de pérdida de tiempo y disipación: pero necesitando para la conti- nuación del ministerio su salud de algún reparo y se- paración de tareas, que en Málaga ó en otro convento no sería fácil conseguar; siendo escs Señores los que son, y constándome que procurarán que usted tenga alivio, se- paración, tiempo, y si quiere ocio y descanso; pues pon D. José Raya me tomé la confianza de preventrá su Ex- celencia y buena Señora no permitiese que V. P. tra- baje, y sé que está por su Provincial mandado que obe- dezca en este particular al Sr. Chacón; supuesto todo lo que sé, diré á V. P. lo que en esto juzgo más del agra- do del Señor, para que, cumpliendo la obediencia del Prelado, no falte á su deber. Sea enhorabuena que se mantenga ahí, hasta que los Señores vuelvan aquí; y que se alimente, no ayu- nando sino los preceptivos: suspenda toda externa mor- tificación, haga ejercicio y no tome tarea que le atrase, mi sermones, mi confesiones, ni comsultas, esto es, st