BCCPAM000535-2-21000000000000
A e 0 a A a eS 64 EL LEON CONVERTIDO EN CORDERO dre! ¿qué te pasa? ¿pór qué respiras con tanta dificul- tad? ¿qué tienes en el pecho? —Nada; otra panitencia que hacía con el mismo ob- jeto; por la conversión de V. —i¡Hija de mi corazón! ¡dos veces mártir! ya has lo- grado lo que deseabas. No sufras más. Dame parte de tu penitencia, que yo soy quien debe hacerla y no tú. Ya estoy convertido en otro hombre. Dime lo que debo hacer. —Dar gracias á Dios por tan grande beneficio. Rosa quitó los brazos del cuello de su padre y se arrodilló en silencio. Cecilio la imitó, y ambos oraron largamente: Apenas comieron nada, porque el gozo les sirvió de alimento. Aquella misma tarde fueron á visi- tar al Señor de Torrijos, testigo de las lágrimas de Rosa. Su padre juró allí no entrar más en el casino, ni leer más periódicos que los puramente católicos. Pocos días después hizo su confesión general; el de la Porciúncula fué á ganar la indulgencia y remisión de sus pecados al próximo santuario de la Virgen de Loreto; y allí tomó el hábito y cordón de la V. O. T. Desde entoncos es la felicidad de su hija y la edificación del pueblo. PO O Dd 0 0 04
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz